lunes, 2 de abril de 2012

Spring Festival de Alicante: Quemando la pista de baile

Reportaje publicado en el diario "Información" de Alicante, el domingo 1 de abril del 2012. 

El Spring Festival reunió a cerca de 10.000 personas en la Zona Volvo, donde reinó la música electrónica, indie y pop. El botellón cubrió los alrededores del recinto, ocupando parte del Puerto, playa y La Explanada. FOTOS: JOSE NAVARRO.

Ya lo dice el refrán. La primavera, la sangre altera. Miles de jóvenes asistieron al Spring Festival, también conocido por muchos de los que acudieron a ella como "la fiesta de la primavera". Un evento que, en su cuarto año consecutivo, aglutinó a cerca de 10.000 personas en la Zona Volvo -más del doble que el pasado año- y en el que volvió a reinar el buen ambiente y, sobre todo, la mejor música electrónica, indie y pop.

El Spring Festival se confirma así como una de las alternativas de ocio más sugerentes de la provincia. Un nuevo gancho con que atraer turistas, nuevos turistas que van más allá de la búsqueda de museos, sol y playa. De hecho, según los datos facilitados por la organización, fueron hasta 4.000 las personas que se desplazaron al festival venidas desde distintos puntos de España y el extranjero. Unas buenas cifras que se entienden todavía más, si tenemos en cuenta que muchos de los asistentes al festival ya andaban disfrutando de las vacaciones de Semana Santa.

A primeras horas de la tarde, las inmediaciones del Spring Festival, en la Zona Volvo de Alicante, ya empezaban a abarrotarse. Entre los presentes, jóvenes con la mayoría de edad recién cumplida, otros que la acariciaban y muy pocos, por esas horas, que superaran el cuarto de siglo.

Sirvió entonces el césped como una lujosa alfombra donde todos los jóvenes iban desplegando su particular kit de camping, con neveras y bolsas con mucha bebida y poca comida. La playa, la zona del Puerto e incluso La Explanada fueron también parcialmente ocupadas, con muy poca presencia policial que se limitó a observar y a vigilar para que no acontecieran males mayores.

De hecho, no sería hasta pasadas las siete de la tarde cuando la presencia policial se empezó a intensificar, advirtiendo a los jóvenes que no bebieran en la calle y se llevaran las botellas a otra parte. Lo decían con la libreta de sanciones bajo el brazo, por lo que el mensaje había que tomarlo como una seria amenaza. Pero por entonces, a esa hora, la mayoría de la gente se encaminaba a la zona de acceso del Spring Festival.

Lo cierto es que el día amaneció un tanto gris, con nubes que incluso podían descargar lluvias, que al final no se produjeron. Pero lo que sí se levantó fue una leve brisa, un pelín fría, que en absoluto impidió que los jóvenes andaran escasos de vestuario. Las chicas sobre todo, con pantalones vaqueros cortos, muy cortos, ("shorts", lo llaman ahora) con tirantes por arriba dejando a la vista las líneas del biquini o del sujetador. Los hombres, por su parte, más conservadores: vaqueros largos, con camisetas para todos los gustos y colores. También a muchos se les pudo ver puestos de gorra o sombrero, porque al final el sol se despertó y salió con fuerza.

Los que hicieron su particular agosto fueron los del parking, el estanco del Puerto (la frase "voy a comprar tabaco" se escuchaba por todas partes) y los "manteros", que vendieron docenas y docenas de gafas de sol, cuanto más grandes y con la montura más lucida, mejor. Por la calidad del cristal no preguntaba nadie, claro está.

El Spring Festival contó con dos escenarios totalmente diferenciados. En uno, el homenaje a Ibiza, "Tribute a Ibiza", gritaban en inglés, con un público eminentemente joven, adolescente, con no más de 20 años. El cartel estaba compuesto por con djs locales y nacionales, con Taito Tikaro a la cabeza, con otros grandes nombres como Álex Miles ("Bora Bora) y Dynamik Dave ("Miami Usa"). El segundo ambiente, "Roc Rets", arrastró al público de mayor edad, con una música donde reinaron los djs de moda, The Zombie Kids, con otros dos grupos que también están muy en boga, Cycle y La habitación roja.

El público quemó, llenó la pista de baile y, lo más importante, se lo pasó en grande. 
¿Y el mensaje de la organización? Se volvió a insistir en lo mismo, pero vaya si tienen razón. Porque el festival funciona, y eso es innegable. Por eso, repiten: "Faltan apoyos de instituciones públicas".

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