jueves, 23 de mayo de 2013

Tom Rock: leyenda viva del grafiti en Alicante

Publicado en Información de Alicante el 14 de mayo del 2013

El alicantino Tom Rock, uno de los pioneros del arte urbano en España en la década de los 80, regresa con los sprais después de un parón de casi diez años. FOTOS: JOSE NAVARRO. 


El ser humano pinta en las paredes desde la Prehistoria. Y los niños lo hacen casi en cualquier parte, como
los pintores y artistas, por la mera necesidad de expresarse y abrirse al mundo. Así pues... ¿Por qué entonces se duda del grafiti?

El alicantino Tom Rock es un referente entre los creadores callejeros, del grafiti, y uno de los pioneros del arte urbano en la década de los 80 en España. A él le vino la inspiración por el cine, el brake dance y las notas del hip-hop, ante un fenómeno cultural que Alicante absorbió y sirvió de punto de encuentro de igual forma que
Madrid o Barcelona.

"Yo vivía en un barrio chungo, en Juan XXIII, y todo lo que tenía alrededor eran delincuentes. De hecho, el que no está en la cárcel ahora mismo está muerto de sida porque se metía más de la cuenta. Y cuando no estaba ahí, estaba en un internado. Yo mismo he estado ocho años en uno, hasta los 15, porque mi madre estaba separada y no podía mantenerlo todo. Y por circunstancias de que no tenía libros y, ni puto caso, me puse a dibujar".

Luego vinieron la mili, las peleas, las chicas, las rivalidades, las bandas, el trabajo con las cajas de pescado congelado, la venta de hielo, un parón de casi diez años sin tocar ni un bote y la decoración, que "Lo que más pinto son puticlubs y discotecas. Y es curioso, pero cuando termino el ciclo de puticlubs empiezo otra vez por el principio. No sé, imagino que el dueño ganará mucho dinero y le interesa más renovar todo el club que pagarle a Hacienda". ¿Y qué hace cuando se queda sin faena? "Me lío a dibujar grafitis. Así es cuando salen los mejores. Pero hasta que no tenga un parón, no dibujo por la cara".
actualmente alterna con el grafiti:

Tom Rock tiene 44 años y maldice los concursos, siempre con límites y extrañas cláusulas. ¿Pero es que el arte entiende de edad? También Tom Rock se ha interesado por la juventud, las nuevas generaciones, que pintan ahora en la calle a escondidas como él mismo lo hizo. "Alguna vez el ayuntamiento me ha pagado por dar clases, pero son pocas horas y al final es un desastre. A los chavales los dejas con los botes y se vuelven locos y te dejan una mierda en la pared. Es el problema de no tener mucho tiempo con ellos, y no se puede hacer nada. Aprenden poco, la verdad. Otra vez trabajamos sobre un diseño mío y quedó guapa la cosa, y la gente se divirtió".

Todos ellos son artistas de ciudad y pintar en la calle es su escuela. De hecho, las ciudades hablan. Bueno, siempre lo han hecho, como a través del grafiti o a través de las descripciones que de ellas nos han dejado escritores de toda índole en sus libros. Las ciudades y sus muros hablan pero... ¿qué papel ocupa el grafiti, y cuáles son sus reglas? ¿Es o no un arte?

El "bombardeo" (que así es como se entiende la campaña brutal de firmas en la calle) "es una guarrada", aclara Tom. "Y no lo veo bien porque es algo que me perjudica. De hecho, he estado pintando últimamente por aquí y me han llamado la atención, pero es que la gente tampoco tiene ni idea. Yo también me he visto afectado por el mal oficio, y reconozco que he "bombardeado". Luego, con el tiempo, te das cuenta de que eso no está bien, que el arte urbano es otra cosa".

Lo cierto es que sobre este asunto predomina cierta hipocresía. Por un lado, ayuntamientos e instituciones convocan exposiciones y concursos; y, por otro, se persigue con dureza al infractor. ¿Existe pues término medio? Tampoco se puede ignorar las cifras que cuestan esta guerra, con miles de euros invertidos para tareas de limpieza. ¿Son por tanto delincuentes, artistas o gamberros?

"El que está empezando quiere pintar como sea, eso es lo que ocurre. A mí me gusta pintar donde la gente lo pueda ver. Por eso mis grafitis están en las principales calles. Pinto con permisos, y hasta si hace falta me ofrezco gratis. A precios especiales. Si a un tipo le cuesta 200 euros una valla de publicidad, yo lo hago gratis. Y ésa es mi mejor marca".

Tom Rock no tiene la sensación de ser un tipo afamado del arte callejero, del mural y la decoración. No le molesta tampoco cuando aluden a él como un "papá del grafiti", y que los libros le definan como una leyenda que no ha abandonado los botes y los sprais. Lo suyo se lleva con cierta modestia y, porqué no, también cierta profesionalidad. "Cuando empecé no éramos más que unos poquitos en Madrid, Barcelona y Alicante. Con algunos sigo en contacto, y otros lo han dejado". ¿Y eso es algo que se le pasa por la cabeza? ¿La retirada? "¡Pero cómo voy a dejar de pintar si me lo estoy pasando bomba! A mí me anima, me reanima mucho esto. El trabajo que hago me encanta, me pagan por ello y disfruto. Y cuando no tengo faena pues salgo con cuatro colegas, hacemos un mural de puta madre, te lo pasas bien y el resultado es espectacular".

El garaje de Tom Rock, lugar de la entrevista, está ubicado en el barrio de Tómbola y a primera vista simula un laboratorio. Un laboratorio de ideas y proyectos, con figuras de Hogueras, un camión gigante a medio pintar, botes por doquier y trastos que cubren suelo y paredes. ¿Quién es el niño de la fachada? "Mi hijo, de 10 años". ¿Y le sigue? "Al principio sí, ahora solo estudia. Está muy aplicado. Yo hice lo que quise, ahora que él haga lo que quiera".

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