martes, 16 de abril de 2013

La soprano eldense Ana María Sánchez: 30 años de profesión, y 20 desde su debut en Alicante

Entrevista publicado en Información, el lunes 14 de abril del 2013

La suma de escenarios y propuestas, como la Sociedad de Conciertos, el Teatro Principal, el Aula CAM y, por supuesto, el ADDA, lo que viene a ser el Auditorio de la Diputación de Alicante, han configurado un panorama atractivo para la música clásica y la ópera. Una nueva vía cultural a la que está al tanto Ana María Sánchez, por lo que la soprano eldense pide tiempo y paciencia. Porque quizás lo mejor esté todavía por llegar.

P: ¿Cree que el ADDA ha cumplido con su papel de elevar la música clásica en la provincia o tiene, por el contrario, una asignatura pendiente con la ópera?

R: Creo que cuando se diseñó nuestro Auditorio no se planteó como teatro de ópera. Para hacer ópera hay que dotar el espacio con un foso de orquesta y con unas dimensiones de escenario mucho más grandes donde tengan cabida coros, decorados, iluminación, espacio interno para cambios, salas de ensayo, etcÉ Esto no quiere decir que no se pueda hacer ópera en versión de concierto, y como ejemplo más cercano, tenemos el del Palau de la Música de Valencia en el que yo he hecho tantas óperas e incluso estrenos mundiales. Yo, más bien veo al ADDA como un lugar magnífico para la música, que ha venido a complementar los espacios de que disponía Alicante. Además tiene una buena acústica. Ahora hay que darle tiempo para que siga creciendo poco a poco, proponiendo una programación ecléctica que pueda satisfacer las expectativas del público alicantino y, a la vez, atraiga a personas que buscan una buena oferta cultural.

P: ¿Piensa entonces que quizá lo más efectivo fuera que el ADDA, el Teatro Principal y la Sociedad de Conciertos, entre otros escenarios y propuestas, uniesen sus fuerzas para organizar actos con mayor impacto en la provincia?

R: Yo creo que el Teatro Principal y la Sociedad de Conciertos son entidades con un recorrido y una personalidad propias. Llevan muchos años acercando la cultura a los alicantinos. El Teatro ofrece muchas cosas importantes, además de música, y la Sociedad de Conciertos es una joya de la que tenemos que sentirnos orgullosos porque pocas asociaciones de este tipo, en España, han resistido y han mantenido una programación musical de calidad como la que ellos proponen. El ADDA irrumpe con la fuerza y el ímpetu de lo novedoso y tiene la oportunidad de ser único y de encontrar su camino. Creo que entre todos pueden hacer de Alicante una ciudad con una intensa actividad cultural que sea el reclamo para las personas que quieran venir a conocer nuestra tierra.

P: Enhorabuena por sus dos cumpleaños: 30 años de profesión y 20 desde su debut en Alicante. ¿Qué recuerdos le vienen ahora a la mente?

R: Básicamente recuerdo los años felices de preparación en el Conservatorio y en la Universidad, y la ilusión por conseguir que mi vocación se convirtiera en mi profesión. El canto me permitió unir mis dos pasiones, la música y la literatura, y Alicante me dio la oportunidad de dar mis primeros pasos en los escenarios.

P: ¿Teme a Internet y la piratería, o este es un fenómeno que no es aplicable a la música clásica, y sirve en cambio para su difusión y conocimiento?

R: Internet está contribuyendo más de lo que pensamos a la difusión de la música clásica. Hay incluso interpretaciones descatalogadas, a las que nos sería imposible acceder si no existiera este medio. En cuanto a la piratería, no es un fenómeno que afecte a la música clásica tanto como a otros tipos de música, pero las discográficas harían bien si empezaran a pensar en cómo llegar a los potenciales clientes de otro modo y, precisamente, sirviéndose de Internet.

P: ¿Se ha imaginado alguna vez retirada y solo dedicada a la docencia?

R: Conservo intactas mis ganas, mi energía y mi ilusión para seguir haciendo música ante el público. Por ahora puedo hacer las dos cosas a la vez, aunque sí es cierto que el curso pasado decidí dejar la docencia que también impartía en el Conservatorio Superior del Liceo de Barcelona, porque me estaba quitando demasiado tiempo para seguir en los escenarios. En cuanto a dedicarme solo a la docencia, no es que me lo haya imaginado, es que es el final lógico de una carrera en escena. Llegará el momento y seré igualmente feliz.

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