lunes, 14 de enero de 2013

El rey de los sprais

Artículo publicado en "Información", el domingo 13 de enero del 2013.

Rudi, el artista y grafitero cacereño afincado en Alicante, pinta un mural gigante de 50 metros de largo y cuatro de alto en Xixona. (FOTO: RAFA ARJONES).


"Soy un chaval procedente del culo del mundo, donde los cerdos van de flor en flor y las mariposas comen bellotas. Ahora, ando perdido en la jungla del hormigón y el ladrillo".

Son las nueve de la noche, en un pequeño bareto de la avenida de Alcoy, cuando Rudi aparece con aspecto cansado y las manos manchadas de pintura. Viste unos vaqueros y una camiseta anchos, tiene el pelo rasta recogido, y devora el trozo de tortilla que hay sobre la mesa. "Me pongo a pintar cuando se pone el sol, y me largo cuando se va. Todas las horas del tirón, sin más", confiesa.

Rudi no da la sensación de ser un tipo conocido, pese a que su nombre aparece en las revistas especializadas más prestigiosas, y sus obras son muy valoradas en el arte urbano. Nació en Cáceres, vivió en Madrid y decidió quedarse, con o sin amor, en Alicante. Desde entonces, ha fijado aquí su base de operaciones, sumando kilómetros, pintando calles y paredes, con la mochila llena de sprais siempre a cuestas.

"Hacer esto, pintar, a mí me ha salvado. Me ha salvado de la televisión, de la droga y me ha permitido hacer algo mío, algo propio", agrega.

Rudi trabaja ahora en uno de sus proyectos más personales, más duros. En Xixona, en el casco antiguo, ante un muro de 50 metros de largo y casi cuatro de alto, Rudi llena la pared de paisajes, fachadas de casas y elementos tan simbólicos y representativos de la provincia como el turrón. La estampa, a falta del acabado definitivo, muestra un mural gigante y colorido donde, antes, solo había un bloque de hormigón viejo y vacío junto a la montaña.

"Me llamaron del Ayuntamiento de Xixona y vine encantado. Conocían mi trabajo, por lo que no fue necesario explicar mucho lo que iba a pintar. Confían en mí, y eso es algo que les agradezco", señala Rudi, quien ya es un paisano más de la zona, un viejo conocido para vecinos y gentes del barrio. "La gente mira lo que estamos haciendo y flipa", dice entre risas.

Rudi es un artista plástico, un escritor de grafitis, un rey de los sprais que, con más de 25 años de oficio (tiene 35 años), sigue sin entender qué está ocurriendo con el arte en España.

"Aquí estamos todavía con el bodegón, y el problema es que somos muy clásicos. En Londres, por ejemplo, el arte urbano cotiza muy alto, con cuadros por los que piden miles de euros. Aquí yo pido 200 euros por uno mío y se echan las manos a la cabeza... ¡Pero si solo el lienzo me ha costado 100 euros!", explica.

La herramienta inseperable de Rudi es el spray, el aerosol, como el balón para el futbolista, aunque el grafitero reconoce no tener ningún inconveniente o reparo en hacer uso del pincel. "Pero si es que ya da lo mismo, es una tontería... hay botes (sprais) que funcionan igual que un pincel, donde tienes más de 100 colores que no vierten nada, y todo eso es mucho mejor que estar con 50 pinceles por todos lados. Además, en vez de 15 días para un trabajo, seguro que estaría meses", señala.

El pasado año, Rudi aceptó la propuesta del párroco de Santa Eulàlia de L'Hospitalet para decorar el ábside del templo. El trabajo quedó impecable, tras un riguroso proceso de documentación, estudio de colores y líneas del dibujo. La polémica, con todo, eclipsó buena parte del esfuerzo, porque... ¿qué hacía un grafitero en una iglesia? "Era la pregunta que me hacían todas las teles, y menos mal que el cura era licenciado en Bellas Artes, y sabía y conocía mi trabajo... Yo insistí una y otra vez que eso no era un grafiti, que era un mural pintado con sprais y... ¿sabes? Esto es como todo: hay grafiteros que hacen el tonto, y otros a los que les interesa el arte. Yo estoy con el segundo grupo", comenta.

En este sentido, Rudi es muy crítico con Alicante, que a diferencia del resto de poblaciones de la provincia "nos pone muchísimas dificultades para hacer nuestro trabajo, borrando incluso murales de grandes artistas de esta tierra". "Es que hay una incultura muy grande en este campo, porque hay una cosa que es el arte mural y otra el vandalismo, pero nos meten a todos en el mismo saco. No preguntan y no tienen ni idea de lo que hacen... ¡Pero si quieren prohibir hasta pintar las persianas de las tiendas y comercios!", añade.

Rudi ultima en Xixona su mural, al mismo tiempo que cierra nuevos viajes, exhibiciones incluidas en el extranjero. De hecho, en 2012 estuvo en Perú, ejerciendo como jurado para un concurso organizado por la embajada española. "Para dedicarse a esto no hay edad. ¿Y hasta cuándo? Hasta que el cuerpo aguante, o la mente cambie", concluye.

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