jueves, 22 de marzo de 2012

Wifi, ¿Amigo o enemigo?

Reportaje publicado en "La Opinión de Málaga", el 21 de marzo del 2012. 
Reportaje publicado en el diario "Información" de Alicante, el 19 de marzo del 2012. 


RESUMEN: Expertos sanitarios (Ildefonso Hernández, exdirector general de Salud y profesor de Medicina de la Universidad Miguel Hernández de Elche) y técnicos (Javi Gosálvez, profesor del área de Teoría de Señal y Comunicaciones de la UMH) debaten si una exposición continua y prolongada de las ondas electromagnéticas que emiten el wifi son nocivas para la salud.

En casa no falta el wifi como no nos falta la lavadora. Es un electrodoméstico más, un elemento imprescindible que permite la conexión a internet sin los bichosos cables. El mundo se desvive por el wifi, y nos lo ofrecen en cafeterías, parques, bibliotecas y hasta a nuestros hijos en colegios e institutos. ¿Quién todavía no ha hecho uso de él?

Ahora, cuando las nuevas tecnologías dan pasos de gigante, y vivimos permanentemente conectados a las redes sociales en la era de Internet sin cables, surgen varias cuestiones: ¿Hasta qué punto pueden ser dañinas las ondas que emiten el sistema wifi, capaces de atravesar las paredes de casa llegando a invadir, incluso, el salón del vecino? ¿Es perjudicial esta exposición continua y prolongada a las radiaciones electromagnéticas que desprenden estos aparatos? ¿Afecta por igual a niños o adultos, o son más vulnerables los bebés? ¿Existe algún organismo público encargado de controlar los millones de puntos wifi repartidos por el mundo, tal y como ya se hace hoy con las antenas de telefonía móvil?

Algunos museos, colegios y bibliotecas de Inglaterra, Francia y Suecia han retirado esta tecnología inalámbrica. Y también se ha producido, en este sentido, algún caso puntual en España, con usuarios que recomiendan la utilización de herramientas alternativas.

Ante estos hechos... ¿Existe pues una base científica que confirme el peligro del wifi? ?¿O no son más que meras especulaciones interesadas de abogados especializados que buscan dar la alarma y hacer, de paso, una buena caja?

Ildefonso Hernández, exdirector general de Salud Pública y profesor de Medicina en la Universidad Miguel Hernández, nos explica que «hoy por hoy, con todo lo que sabemos, y basándonos en la información científica de la que disponemos, las exposiciones a los equipos wifi no tienen efectos sobre la salud, y no hay razones por tanto para dejar de usarlo».

En este sentido, Hernández aclaró que también existen estudios sobre la exposición continua y prolongada de las radiaciones del wifi en niños y colegios del Reino Unido, con la que se descartó cualquier acción de prevención porque «no se encontró nada». «Las señales del wifi son de muy baja potencia, mucho menos que la de los móviles. No hay por tanto razón para preocuparse», añadió.

Hasta el momento, según Hernández, solo se han encontrado muy pocos afectados. En concreto, algunas personas que sufren un cuadro de hipersensibilidad hacia estos campos electromagnéticos. «Sin embargo, cuando se les hacía a estas personas pruebas sobre si sentían o no estos campos electromagnéticos, fallaban tanto como los sanos», agrega Ildefonso Hernández.

Ante las evidencias presentadas, la pregunta es por qué algunos centros escolares o colectivos se empeñan en oponerse al wifi. Asunto del que el doctor Hernández tiene su propio punto de vista: «Hay grupos de personas que están muy sensibilizadas con todo esto. Y eso explica que en algún caso y entorno hayan conseguido que su opinión se tenga en cuenta. Pero eso no quiere decir que esté fundamentado con el conocimiento y las investigaciones que tenemos hasta el día de hoy. Porque cuando no hay evidencias, no hay de qué preocuparse», concluye.

¿COMO UN MÓVIL?
La Organización Mundial de la Salud alertó en su momento de las radiaciones que emiten las antenas de teléfono móvil. Es más, estas mismas emisiones han sido catalogadas como «posible cancerígeno». De ahí su exhaustivo control y su evidente preocupación, en la sociedad y en el mundo de la investigación. Pero... ¿En qué medida son iguales o similares las radiaciones que irradian un teléfono móvil y el sistema wifi?

Javi Gosálvez, profesor del área de Teoría de Señal y Comunicaciones de la UMH, apunta que un teléfono móvil puede emitir dos vatios como máximo, mientras que un equipo wifi unos 200 milivatios, con lo cual «el wifi se transmite a potencias mucho más bajas que la telefonía móvil». Y si el Gobierno controla las antenas de telefonía móvil, ¿por qué no las del wifi, aunque sean de menor potencia?

Gosálvez señala que todo esto se debe a puras razones económicas. «En España no se controlan por su evidente coste económico. Porque no es lo mismo hacer un control y medición de las antenas de telefonía móvil que de los puntos wifi, que deben ser millones. La antena de telefonía móvil se controla periódicamente, y lo hace su dueño, el operador, y el Gobierno. Pero hacer eso con los puntos wifi sería imposible», comenta.

Por otro lado, también hay que tener en cuenta que los aparatos de wifi pasan por otros procesos de control de los mismos fabricantes, que ya se exponen a los límites que se establecen en España, dispares también según la comunidad autónomas o el país del mundo que se quiera pensar. En España se permite 400 microvatios por centímetro cuadrado, y en Nueva Zelanda 0,01, con los que unos corren a 200 kilómetros por hora y otros a 200.000.

«Está claro que son muchos puntos wifi más en comparación al de las antenas de telefonía móvil, pero también es cierto que las radiaciones del wifi en comparación a las de telefonía móvil son, por decir algo, mil veces menos. A día de hoy no hay un riesgo demostrado, pero ahí entraríamos en otro debate», aclara el profesor Gosálvez.

Hace unos años, se realizó un estudio sobre la exposición sobre los diferentes campos magnéticos. Y, de todos ellos, el de la telefonía móvil solo representaba el 5%, el resto pertenecía a la televisión y radio, entre otras, que «retransmiten en potencias incluso mucho más altas.

Hay por tanto otras preocupaciones, más o menos relevantes y notables, pero que quede una cosa clara: el wifi no es peligroso, no afecta ni a niños ni a adultos (no hay ningún estudio científico que así lo indique) y se ha convertido en un elemento amigo para todos los internautas.

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